Descripción
Prólogo de Josep Manuel Bereguer.
Tiene mucho arraigo la costumbre de pensar las matemáticas como una disciplina fría, cuando, en realidad, su práctica puede ser tan pasional, tan llena de humor o de nostalgia, de referencias a la vida y a la forma de experimentarla, como la de cualquier otra. La matemática no es impermeable a la poesía y ello es lo que quizá con mayor intensidad se nos muestra en el segundo apéndice de este libro, dedicado a la belleza contenida en las relaciones entre el binomio de Newton, el Teorema de Pitágoras y el Teorema de Fermat; este último, germen de Penrose no llegó a la cita, la obra musical de cuyo comentario deriva esta delicada oda a la belleza de la música y las matemáticas. El lenguaje formal de las matemáticas y las demostraciones parecen áridos cuando se olvida o no se percibe su significado ni la belleza de las verdades matemáticas a las que señalan. Igual que la música, que, pese a lo arcano para muchos de la apariencia de su escritura, no es solo notación, sino construcciones complejas de sonidos en relación que ocupan el espacio compartido de los oyentes. Como nos va mostrando página tras página Eduardo Polonio, la relación entre ambas disciplinas trasciende de lejos su escritura; y de ahí, desde mi punto de vista, el valor especial de Las matemáticas, la música y el músico (yo), cuyo autor me honra profundamente al ofrecerme el acercamiento a su obra con este texto introductorio.
(Del prólogo del artista sonoro y compositor Josep Manuel Berenguer).
CONTENIDO:
Las matemáticas, la música y el músico (yo)
Apéndice 1
Apéndice 2
Apéndice 3
Apéndice 4
Apéndice 5
Bibliografía
Índice onomástico